Al parecer éste siglo no debería
ni siquiera justificar esos errores que siglos atrás han marcado la historia,
pero contrario a todo, los errores se repiten. Este siglo es la cuna de los
sordos y los ciegos y tal anomalía está impregnada en los aires, la
indiferencia es el cáncer que carcome el mundo, mientras tanto, en pleno siglo veintiuno,
la desigualdad y el abuso se han incrementado considerablemente, pero los sordos
y ciegos se niegan aceptar la realidad, tan sólo repiten lo que les es permitido escuchar, creen
hacer parte de la gloria, pero sólo son un instrumento más de una “gloria” elitista
y usurpadora, el olvido se convirtió en el mejor amigo de los gobernadores y el
silencio la obligación de los oprimidos.
En pleno siglo XXI, la
palabra <<indio>> resulta ser un insulto, pero denominarse
<<occidental>> es el mejor de los halagos. La guerra aún es
considerada una buena noticia para la economía y las personas siguen siendo
vistas como recursos humanos, una parte más de la gran fábrica de mercado.
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A los hombres se les tiene
prohibido llorar, ser humanos, deben ser de piedra y llegar a ser crueles, esa
es la forma que la sociedad les impuso para demostrar “su hombría”, quienes
son enviados a la guerra son considerados héroes por luchar una guerra que no
existe, los gobiernos crean “enemigos” que ponen en riesgo su seguridad y por
eso deben ser ajusticiados, ellos sufren una terrible crisis de persecución.
América aún es considerada como
si fuera un país y no a un continente, como decía Galeano los latinos <<habitamos a lo sumo, una Sub América, una
América de segunda base de identificación nebulosa. Es América Latina, la
región de las venas abiertas>>.
La época de las conquistas no se
ha superado, América o como entendería el mundo SudAmérica, sigue padeciendo
de ataques colonizadores, cada vez más expertos en la hazaña del engaño, ahora
no vienen en La Pinta, La Niña ni en La Santamaría, vienen como multinacionales
para arrasar con lo nuestro.
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